Wednesday, February 20, 2013

La villa

Rue principale, Bourg du Saites


La villa está despierta. Se escuchan martillazos, motores, un grupo de niños reman a toda prisa en sus kayaks, ríen con gozo y gritan “bon jour!”. La alegría flota en esas canoas plásticas. Luego se alinean cerca de la boya que marca donde descansa un barco hundido; y desaparecen en intrépida carrera, dejándome la sensación de un flash.
La Iglesia suena sus campanas que marca las 7:45 de la mañana. Veo un hombre vestido de blanco que camina por el muelle y un perro que corre felizmente a su encuentro. Todos los veleros en la bahía permanecen silenciosos, son tan tranquilos. A lo lejos uno pasa con sus velas izadas y detrás de él se asoma, entre la neblina, la isla de Guadaloupe, recordándome que debemos partir.
El norte nos espera inevitablemente. Le digo: ¡es tan bello aquí! Mientras sueño con un futuro en esta tierra. Este lugar me dona una paz interminable, el sonido de las olas cuando rompen en las rocas y la luz del sol tintineando como estrellitas alrededor de los botes pesqueros anclados a la orilla.
Los niños caminan hacia la escuela. Las campanas otra vez. Son las ocho. Una gallina cacarea corriendo alrededor del huevo. El gallo canta. Una cabra en la loma llama a su mamá.
La villa se despierta y yo sueño con ella.

AnechyNotes
Îles des Saints, Guadeloupe

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