La última visión: haciéndose pequeña, como un gráfico de satélite de Google Earth. Cada sitio vivido a tremenda intensidad, hecho recuerdo en un segundo. Me vinieron a la cabeza Gerardo Alfonso, Los Zafiros, Carlos Varela, José Antonio Quezada… me aferré a mi guitarra y sus canciones con la esperanza de no olvidar ni un rincón de mi ciudad.
“Saber la cercanía del fin hace al ser humano aferrarse más a la vida.”
Yo me despedí, del Malecón y su puesta del sol, del Paseo del Prado, del concurridísimo Boulevard de Obispo, de la Iglesia de la Catedral, La Plaza de Armas. Disfruté mi último mojito cubano, caipiriña, sangría y una canchánchara…
Mi Habana, Habana, hermosa Habana… rezan Los Zafiros. El tiempo te hace cada vez más bella, de ahí el dicho de: “Estás como la Habana, mientras más vieja más interesante”. No importa que te hayan convertido en un centro de negocios, en el que se compran libros antiguos, suvenires, tabaco, ron y se comercian todo tipo de emociones. Para muchos es un destino turístico, una oportunidad de trabajo, o de hacer un dinerito extra; pero principalmente, es hogar dulce hogar.
Tampa, una nueva dimención del pasado. Ybor City y su calle Sétima con sus tiendas de ropa de época, tatuajes, clubes nocturnos, tiendas de tabaco y las viejas fábricas de cigarro. Recordádome los paseos interminables en mi ciudad amada.
Anechy Notes